La denominación de origen leridana reivindica su diversidad con catas poliedricos
La Denominació d’Origen Costers del Segre abrió este lunes, díaa 30 de noviembre, un ciclo de catas poliedricas virtuales dirigido a prescriptores para destacar la variedad y riqueza de sus vinos desde diferentes vertientes o signos propios. Así el primer encuentro conducido por el sumiller Josep Pelegrín, reconocido como el mejor ssumiller de España 2016, estuvo dedicada a los vinos de altitud. Las bodegas Vila Corona de Vilamitjana (subzona Pallars), Batlliu de Sort (subzona Pallars), Cérvoles de Pobla de Cérvoles (subzona Garrigues), Mas Blanch i Jove, también de la Pobla de Cérvoles (subzona Garrigues) i Terrer de Pallars de Figuerola d’Orcau (subzona Pallars) protagonizaron el encuentro virtual. El acto estuvo presentado por el presidente de la DO Costers del Segre, Tomàs Cusiné; y el diputado de Promoción Económica de la Diputación de Lleida, Carles Gibert.
Enrique Vila de Vila Corona abrió la cata con el Llabustes Chardonnay 2019. Un vino limpio y fresco que destacaba por su acidez que presagiaba una futura buena guarda.
Por su parte, José Rabasa de Batlliu de Sort presentó el vino Finca Les Lleres 2015 un monovarietal de Viognier 100% que después de cuatro años que destacó por su frescura y complejidad en nariz y boca.
Xavier Cepero, director de Cérvoles (Grupo Castell del Remei) presentó el Cérvoles Garnacha 2018. Un vino monovarietal de esta uva hecho como un «de blend de diferentes partidas y vinificaciones de la misma finca. Hecho que da una complejidad y personalidad determinada a este vino«, según explicó Cepero.
Por su parte Sara Jové, presentó el vino Troballa 2018 tinto de Mas Blanch i Jové. Un vino, también 100% de diferentes partidas de garnacha tinta, con una parte criada en recipiente de arcilla. Un vino muy diferente de la gama Saó, pero sin renunciar al «punto elegante y fresco» de los vinos de la bodega.
La bodeguera Nuria Bigorra de Terrer de Pallars cerró la cata presentando su Conca de Tremp 2018. Un coupage de Cabernet Sauvignon y Merlot «más o menos a partes iguales« de las parcelas más altas con las que trabaja la bodega, situadas a unos 800 metros de altitud. El resultado, un vino muy equilibrat, goloso, y redondo. Fruta madura al tiempo acidez y frescura.