Celler Sant Llop recupera la viña «de los romanos» en el Pla de l’Estany

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La Bodega Sant Llop ha puesto en marcha un proyecto que tiene como objetivo la recuperación del cultivo de viñedo en el Pla de l’Estany, donde se empezó a elaborar vino hace 2.000 años, una actividad que estuvo presente durante siglos. Esta iniciativa pretende dar a conocer un producto que mantiene una relación directa con la zona en la que se produce. En la antigua villa romana de Vilauba, primero, y posteriormente en el conjunto de Miànigues, se había iniciado el cultivo de viña siglos atrás y la producción de vino no se detuvo hasta finales del siglo XIX con la aparición de la filoxera. Más de 100 años después, la voluntad es recuperar este trabajo y hacer un vino que esté estrechamente vinculado con la historia del territorio. Éste es el punto de partida de la Bodega Sant Llop, que el ayer lunes, día 3 de junio, presentó los frutos de su primera etapa de trabajo.

Una primera añada de 4.800 botellas de vino tinto y vino rosado “La Milla XI”, nombre que hace referencia a la piedra miliar que señalaba el punto exacto en el que estaba ubicado en la antigua vía romana que conectaba Girona con Santa Pau . Sus viñedos, un terreno con unas características únicas en el Terraprim del Pla de l’Estany, tienen una superficie de 4 hectáreas y cuentan con más de 11.000 cepas. La voluntad a corto y medio plazo es doblar este espacio y aumentar la producción hasta las 40.000 botellas. La presentación contó con las intervenciones de Marc Bramon y Xavi Cornejo, representante y técnico de la Bodega Sant Llop, respectivamente; el arqueólogo e historiador Joaquim Tremoleda; Ferran Vila, sumiller, campeón de España en 2022 y campeón de Cataluña en 2018; y Jordi Bosch “Barraca”, pintor y escultor. También asistieron representantes del mundo de la restauración, sumilleres y cocineros. El evento ha servido para dar a conocer el proyecto, realizar el acto de denominación de los viñedos y presentar los dos primeros vinos de la bodega, productos que los asistentes han podido degustar. Sin ninguna voluntad de copiar el vino que se hacía en la época romana, esta iniciativa ambiciona buscar la traza de esta zona donde ha hecho crecer sus viñedos y al mismo tiempo aprovechar su legado. Ha encontrado la relación entre los pobladores de Vilauba, primero, y después los habitantes del conjunto de Miànigues, y ha recuperado su actividad agrícola para crear un producto vinculado con el terreno y su historia. Marc Bramon expresó que “la Bodega de Sant Llop quiere poner en valor el territorio en el que tenemos nuestras raíces. Un proyecto sostenible que queremos que se integre en este sitio y que perdure en el tiempo, como se ha venido haciendo en esta zona desde hace siglos. Queremos convertirse en un escenario que permita reencontrar algo que siempre ha estado entre nosotros. El objetivo es recuperar el cultivo de viña y elaborar vino para reencontrar un legado que despierte sinergias comerciales y culturales de una zona especial”. Y ha añadido que “este proyecto tiene una clara vocación integradora y por eso lo conforma un equipo de trabajo que presenta un abanico de profesionales de diferentes ámbitos, como historiadores, enólogos, sumilleres, arquitectos, campesinos y artistas, entre otros, que tienen el vino como hilo conductor”.
 

Vilauba, Miànigues y la via miliar romana Los viñedos de la Bodega Sant Llop están situados en el mismo emplazamiento en el que se establecieron los primeros pobladores de la villa romana y visigoda de Vilauba, que tiene su origen en el siglo I y perduró hasta el año 700, a finales del reino visigodo. El primer paso de la bodega ha sido buscar la traza de la historia de esta zona, que posteriormente tuvo continuidad al acoger el conjunto de Miànigues, que tiene su origen en la evolución de la misma Vilauba y se tienen referencias a partir del año 957. El yacimiento de Vilauba fue descubierto el siglo pasado, es catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional por el Departamento de Cultura de la Generalitat, y su nombre hace referencia a una masía cercana al yacimiento . Esta villa estaba dividida en dos áreas: un espacio residencial en la zona norte, mientras que en la zona sur se han encontrado estructuras relacionadas con la producción de aceite y vino. Vilauba estuvo activa durante 700 años y contaba con 17 hectáreas de viñedo, mientras que el terreno de Miànigues fue de 10 hectáreas. El paso del tiempo y los hallazgos que se han hecho posteriormente (prensas, almazaras, utensilios y cepas, entre otros), confirman que esta actividad siempre ha sido viable y sólo se vio interrumpida por la llegada de la fila loxera, que acabó con el viñedo en la segunda mitad del siglo XIX.

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