- El objetivo el proyecto es promover la singularización de los vinos catalanes en la crianza con botas de acacia, castaño y cerezo y también, roble de origen catalán, para conseguir que toda la cadena de valor se quede en Cataluña
- El anuncio se ha realizado durante la sesión ‘Grandes vinos catalanes vinificados con herramientas locales’ organizada en la Barcelona Wine Week
La madera es uno de los materiales utilizados desde hace más en enología. La interacción madera-vino provoca cambios en su composición química y en las propiedades organolépticas de los mismos. Los aromas, el color y el sabor de un vino son factores de calidad imprescindibles en los ojos de los consumidores y expertos. Estos tres factores pueden ser modificados por el contacto del vino con la madera durante el proceso de envejecimiento en botas, adquiriendo aromas complejos, estabilizando su color y mejorando sus características organolépticas y aportando singularidad a los vinos.
Aquest impacte, tant de la fusta com de les altres eines de vinificació utilitzades a Catalunya, ha estat el contingut de la sessió que l’Institut Català de la Vinya i el Vi, ha organitzat en el marc de la Barcelona Wine Week, de la mà del sommelier Ferran Centelles. En la presentació d’aquesta sessió, la directora general de l’INCAVI, Alba Balcells, ha explicat com aquest estudi, que s’emmarca en diversos punts de l’estratègia #HoritzóINCAVI2025 “ajudarà a potenciar la singularització del vi català a través de l’ús de varietats autòctones i patrimonials, ja no només pel que fa al raïm sinó de l’espècie forestal on es vinifica aquest”. A més, ha detallat Balcells, “aquest estudi certifica l’esforç de l’INCAVI en la recerca i en la consolidació d’una cadena de valor auto- centrada a Catalunya en el marc de la bioeconomia.”
Este impacto, tanto de la madera como de las otras herramientas de vinificación utilizadas en Cataluña, ha sido el contenido de la sesión que el Instituto Catalán de la Viña y el Vino, ha organizado en el marco de la Barcelona Wine Week, de la mano del sumiller Ferran Centelles. En la presentación de esta sesión, la directora general del INCAVI, Alba Balcells, ha explicado cómo este estudio, que se enmarca en varios puntos de la estrategia #HoritzóINCAVI2025 “ayudará a potenciar la singularización del vino catalán a través de el uso de variedades autóctonas y patrimoniales, ya no sólo en lo que se refiere a la uva sino de la especie forestal donde se vinifica éste”. Además, ha detallado Balcells, “este estudio certifica el esfuerzo del INCAVI en la investigación y en la consolidación de una cadena de valor autocentrada en Cataluña en el marco de la bioeconomía.”
En los últimos tiempos, los enólogos han introducido cambios significativos en las técnicas y metodologías de envejecimiento o crianza de vinos. En muchas regiones vitícolas de todo el mundo, se está observando un aumento en el uso de botas nuevas (o con un tiempo de uso limitado), con una tendencia a renovar el parque de botas cada cierto período. Esta nueva dinámica ha generado una creciente demanda de botas nuevas, implicando la necesidad de explorar nuevas fuentes de madera para la tonelería.
Bioeconomía, tradición e innovación
La utilización de madera local puede reducir la huella de carbono del vino final por reducir el transporte de la madera que en muchos casos proviene de Norteamérica o Centro Europa. La utilización de madera catalana o de mayor proximidad permite utilizar un recurso propio y reducir los circuitos de origen de materiales enológicos.
El uso de barricas de madera de especias forestales catalanas como el roble catalán, la acacia, el castaño o el cerezo, en la crianza del vino es una práctica que recupera una tradición. Esta madera local puede aportar diversidad, singularidad y complejidad a la composición de los vinos catalanes con un perfil aromático diferenciado y al mismo tiempo puede permitir una gestión forestal sostenible.